Chile sin bolsas plásticas: Otro paisaje es posible

Es probable que cuando viajemos, no seamos conscientes de la inmensa cantidad de plástico que vamos dejando en nuestro camino: envases, bolsas, etiquetas, entre otras cosas. La realidad es que millones de toneladas de este material, quedan dando vueltas por nuestros océanos, playas y ciudades, siendo el principal problema, la circulación de plásticos en el mar. Informes de Greenpeace sostienen que los plásticos suman entre el 60% y 80% del total de basura existente en los mares y las bolsas plásticas siguen siendo un eje del problema, porque pueden permanecer hasta 20 años sin degradarse, y porque su forma de moverse confunde fácilmente a los peces y mamíferos, quienes las perciben como alimento.

En agosto de 2018 se implementó la ley 21.100 o más bien conocida como ley “Chao bolsas plásticas”, lo cual convirtió a Chile en el primer país latinoamericano en eliminarlas de circulación, sin embargo, no ha sido un proceso fácil. Hasta antes de la aparición de la ley, era difícil imaginar que todos los comercios, grandes y pequeños, podrían llegar efectivamente a cumplir esta norma. Por algo a las pymes, se les concedió un plazo de dos años para que concretaran la transición. El cambio no podía hacerse de un día para otro.

Si bien aún seguimos viendo algunas de ellas volando por las calles, la cantidad de bolsas tiradas ha disminuido en el entorno. Según el último reporte de Circula el Plástico, desde que la ley entró en vigencia, en el año 2018, se han dejado de entregar unos 5 mil millones de bolsas plásticas, lo que equivale a 2,75 millones de km de extensión si se pusieran una al lado de otra.

Plásticos de un solo uso

Como parte de la política medioambiental que ha adoptado nuestro país en torno al uso de los plásticos, se suma que este 20 de mayo se aprobó la Ley de plásticos de un solo uso, la cual proyecta que de aquí a 3 años, estén eliminados por completo todos aquellos plásticos innecesarios usados regularmente en restaurantes, cafeterías, panaderías y todo tipo de locales que comercialicen comida preparada, sustituyéndolos por el uso de artículos reciclables o compostables.

Los resultados

Basta darse una vuelta por algunas zonas costeras para ver a simple vista que sí es posible ver menos bolsas como parte del paisaje. Rodrigo Ponce, quien vive todo el año en el sector de Aguas Blancas, en Maitencillo, puede dar fe de esto: “Antes era muy evidente que en período de vacaciones, la cantidad de basura en la playa al final del día, era enorme. Este último verano, a pesar de que igual vino harta gente, se podía ver que no había tanta basura tirada y los basureros están sobrepasados igual, pero de envases más bien de cartón”, nos cuenta. Este es un ejemplo claro de que sí es posible lograr otro paisaje, con menos bolsas en el entorno.

Tantos los comercios como los ciudadanos han internalizado la problemática y cada vez son más conscientes a la hora de llevar consigo bolsas reutilizables. Los mismos negocios ahora venden bolsas reutilizables y los consumidores ya tenemos instalada la costumbre de llevar las bolsas propias cuando vamos a la feria o al supermercado.

Sin duda se trata de una política pública impulsada desde todos los sectores de la sociedad, que busca contribuir a mejorar la delicada situación medioambiental. Es responsabilidad de todos, aportar en el éxito de este tipo de medidas.